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  • anacandelas7

Mi hijo está triste, ¿cómo puedo saber si es depresión?

En primera instancia es importante diferenciar entre un estado de ánimo triste y la depresión como un trastorno psicológico. La tristeza forma parte de la depresión, sin embargo, existen grandes diferencias y es importante poder reconocerlas. Una persona que se encuentra muy triste suele decir a menudo que está deprimida y en ocasiones se trata únicamente de un estado emocional pasajero provocado por una situación específica como puede ser: la ruptura con el novio (a), la pérdida de una persona querida, el no haber logrado alguna meta, no alcanzar objetivos académicos, etc. En cuanto a la depresión puede desatarse de la misma manera, pero es mucho más duradera e incluso puede aparecer sin ninguna causa aparente.



La tristeza es un estado de ánimo transitorio y la depresión como lo mencioné tiene una mayor duración además de que la persona muestra una tristeza profunda, que la llega a incapacitar en el desarrollo de sus actividades cotidianas, teniendo pérdida de interés y de la capacidad de disfrutar; no hay que olvidar que la depresión puede ser generada por factores biológicos como es la falta de producción de algunos neurotransmisores, alteraciones hormonales, componentes genéticos o factores psicosociales.


En la depresión hay dos grandes determinantes: la parte orgánica y la psicológica, en el primer caso sabemos ya que la depresión puede ser herencia de algún familiar que la haya padecido y la cuestión psicológica se va a determinar por factores individuales y ambientales que rodeen a la persona.


Una vez que conocemos la diferencia entre tristeza y depresión, es importante hablar sobre esta última.


El mundo en el que estamos viviendo nos demanda de manera constante respuestas a diferentes situaciones como pueden ser: la falta de recursos económicos, mayores exigencias sociales, la soledad, dificultades para establecer relaciones sociales estables y gratificantes, la desestructuración del núcleo familiar, la competitividad y un mundo consumista. Estas son algunas de las causas que determinan que los adolescentes y ancianos sean los grupos más vulnerables ante este padecimiento.


En el caso del adolescente, éste se encuentra en la búsqueda de sí mismo y de su identidad, lo que lo lleva a muchas crisis a nivel existencial, como por ejemplo: la búsqueda por encajar en diversos grupos sociales, una evolución sexual que va desde el autoerotismo hasta la madurez de su sexualidad, la separación de sus padres, etc. De manera frecuente sufre muchas contradicciones tanto en el pensamiento como en la conducta y cambios del estado de ánimo.


La depresión en el adolescente provoca:

· Un sentimiento de tristeza invariable y por consiguiente, poco interés en realizar cualquier cosa.

· Alteraciones en el sueño y la comida, disminución de energía

· Un aislamiento de la sociedad

· Sentimientos de inutilidad, de desesperanza o vacío, de culpa e ideaciones de muerte o suicidas

· Problemas para concentrarse, y por tanto bajo rendimiento en la escuela

· Consumo de alcohol o drogas o autolesiones

· Arrebatos de ira

¿Cómo se manifiesta?

o Permanece mucho tiempo en cama, prefiere mantenerse solo en su habitación

o Ya no atiende a sus amigos

o No tiene interés por su arreglo personal

o Suele decir frases como: “ya para qué”, “esto no tiene sentido” y dice sentirse en un pozo sin fondo.

¿Qué hacer?

La depresión en los adolescentes no es algo que se pueda superar nada más con voluntad. Es común escuchar: “échale ganas”, “haz ejercicio”, “sal con tus amigos” y que quienes los rodean piensen que esto pronto va a pasar. Sin embargo, es necesaria la atención de un profesional para poder salir adelante.

Es difícil identificar si realmente se trata de depresión o tristeza así que:

- Habla con tu hijo, acércate y sobre todo observa su estado emocional y las conductas que llega a presentar

- Si ves que esto es cíclico y se muestra generalmente apático a todo lo que le rodea ¡haz algo! él no va a poder dar una respuesta diferente hasta que se encuentre en manos de un especialista


Si estos signos y síntomas continúan, es el momento de hacer algo, él cuenta contigo no lo ignores, esto puede generar muchas complicaciones posteriores. Habla con un médico o profesional de salud mental capacitado para trabajar con adolescentes. Un buen inicio sería consultar con el médico de cabecera o el pediatra de tu hijo. O tal vez podrían recomendarte a alguien en la escuela de tu hijo.


Es probable que los síntomas de depresión no mejoren por sí solos y pueden empeorar o provocar otros problemas si no se los trata. Los adolescentes deprimidos pueden estar en riesgo de suicidio, incluso si los signos y síntomas no parecen graves.


Si eres adolescente y crees que puedes estar deprimido, o si tienes un amigo que puede estar deprimido, no esperes para pedir ayuda. Comparte tus inquietudes con tus padres, un amigo cercano, un maestro o una persona en quien confíes.



Referencias bibliográficas

Bleichmar, H. (1994). La depresión: un estudio psicoanalítico. Ediciones Nueva Visión, Buenos Aires.

Casullo, M. M.; Bonaldi, P.D.; Fernández, M. (2000) Comportamientos Suicidas en la Adolescencia. Editorial Lugar. Buenos Aires.

DSM IV R (1988). Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales. Editorial Masson. México

Freud, S. (1979). Tres ensayos de teoría sexual. Editorial Amorrortu. Argentina.

Grinberg, L. (1978). Culpa y Depresión. Editorial Paidós. Buenos Aires.

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