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Writer's picturePreparatoria Carl Rogers

La creatividad como parte de un proceso de enseñanza-aprendizaje

Updated: Mar 13, 2020

“El  secreto de la educación  es enseñar  a la gente de tal manera que no se den cuenta de que están  aprendiendo hasta que es demasiado tarde”. Harold E. Edgerton



Para abordar la creatividad como parte de un proceso de enseñanza-aprendizaje, primero es necesario hablar de que es la educación. Etimológicamente deriva del latín educare, que significa “criar”, “nutrir” o “alimentar”, y de ex-dúcare, “sacar”, “llevar” o “conducir desde dentro hacia fuera”. Con base en estas dos categorías Ricardo Nassif habla de la educación como “un proceso de alimentación o de acrecentamiento que se ejerce desde afuera”. Pero no olvidemos que existen dos caras de esta moneda, ya que el segundo significado hace referencia a lo que está al interior y puede emanar, así la educación también puede ser parte de la “conducción de un encausamiento de disposiciones ya existentes en el sujeto que se educa”.[1]


Retomando lo anterior y partiendo de nuestra cotidianidad podemos iniciar un ejercicio de interpretación sobre las causas históricas del rezago de la  educación en nuestro país, las cuales se pueden analizar a partir de factores de índole económico, político y social. Esto nos puede llevar a detenernos en el estudio de la reforma educativa encabezada por José Vasconcelos después de la Revolución Mexicana, la cual tenía como iniciativa medular “el estimulo a la educación como único medio para alcanzar la meta del desarrollo, el progreso y el bienestar de los pueblos”[2]. Pero ¿qué paso con este objetivo? pareciera que la forma de impartir el conocimiento, partiendo del trabajo de alfabetización de Vasconcelos no ha evolucionado en el presente. Esto quiere decir, que la metodología de la enseñanza no ha cambiado, como lo podemos observar en los niveles de educación básica (primaria-secundaria y posiblemente se extienda en las preparatorias y universidades) donde el conocimiento sólo lo imparte una figura, con técnicas muy vetustas que poco pueden funcionar en las sociedades actuales.


A propósito de este tema, Paulo Freire en su obra Pedagogía del oprimido[3]en el capítulo II puntualiza las carencias que viene sufriendo el sistema tradicionalista de educación y de esta manera el dicho sistema tiene el propósito de oprimir a los educandos. Por consiguiente la relación que existe entre educador y educando es simplemente narrativa, discursiva, disertadora. La tarea que viene desempeñando el profesor es sólo almacenar en los educandos información. A este tipo de educación Freire la clasifica como bancaria.


Por consiguiente, esta instrucción se transforma en un acto de depositar información en los estudiantes. Los alumnos en este sistema sólo son pasivos y sirven como depósito donde se guarda y archiva lo que les proporciona el educador. Es en este punto donde los estudiantes no tienen ese trabajo de análisis de información, en tanto, “los educandos serán siempre los que no saben”. El resultado de estos procesos viene siendo la nula educación disfrazada con el sistema pedagógico tradicionalista.


Este sistema bancario tiene el propósito de mantener enajenado al educando, y con ello se beneficia el Estado. Ante esto Paulo Freire escribe que “La opresión, que no es sino un control aplastador, es necrófila. Se nutre del amor a la muerte y no del amor a la vida”. Esto deja al descubierto el temor por parte del sistema opresor, de que los educandos reaccionen ante las atrocidades que atañen su contexto histórico y por consiguiente se levanten contra este. La propuesta de Freire, básicamente consiste en que el educando deje la pasividad para que entre de lleno al activismo y de esta manera no sean piezas del sistema opresor. Al dejar de ser sumisos, los educandos toman el papel de críticos. Esto vendría siendo el plan de liberación del hombre. Por tanto, el objetivo de esta nueva pedagogía donde la participación en conjunto de educadores y educandos es buscar un nuevo enfoque crítico del contexto social.


Es por ello que a lo largo del tiempo, la metodología de la enseñanza en México continua arrastrando una serie de problemas. Partiendo del contenido de los programas, el perfil del profesor o profesora que imparte la asignatura, sus método


s para dar la clase, el análisis que se da a los contenidos del programa, la actitud de los alumnos cuando se enfrentan a la cátedra, la bibliografía de apoyo e infinidad de dificultades que existen para impartir el conocimiento. Pero sin duda, una de las problemáticas fundamentales que enfrenta el profesor es la falta de creatividad dentro y fuera de los espacios de enseñanza para estimular un mejor aprendizaje en los alumnos.


Ahora bien, resulta interesante tratar de comprender que a pesar de que se han hecho investigaciones respecto al tema y que los resultados se han plasmado en libros, tesis, artículos, ensayos, entre otros medios, la cátedra continúa siendo tradicionalista en la mayoría de espacios educativos. Y apropósito de estas propuestas, sólo por citar algunas como “la Filosofía para niños” de Matthew Lipman, las investigaciones de los estadounidenses Willam James y Frederick Taylor sobre el desarrollo de la creatividad en el hombre, y qué decir del experto en desarrollar la creatividad, Ken Robinson que sin duda han contribuido con herramientas fundamentales para cambiar y renovar el aprendizaje y la formación del hombre, cimentada en desarrollar, potenciar y perfeccionar las habilidades y capacidades de estos.




Sin duda, transmitir conocimientos es una tarea compleja, un compromiso recíproco de quien lo imparte, como de quien lo recibe. Además de ello es trascendental la creatividad por parte de la figura que va dirigir la(s) actividad(es), esto con el fin de que la información se digiera con facilidad. Por otro lado, y para finalizar es importante señalar que los métodos de enseñanza se han reproducido como si fueran recetas de cocina. Esto nos lleva a la necesidad de reformar la educación pensando en el beneficio de los alumnos, pero dicha situación resulta complicada. Sin embargo podemos comenzar introduciendo y aplicando nuevos métodos de enseñanza partiendo de la creatividad.[4]


Referencias bibliográficas Freire, Paulo, Pedagogía del oprimido, Ed. Siglo XXI, México, 1970.Nassif, Ricardo, Pedagogía general, Ed. Kapelusz, 1978.Ocampo López, Javier, José Vasconcelos y la educación mexicana, Revista histórica de la Educación Latinoamericana, número 007.Esquivias Serrano, María Teresa, Creatividad: definiciones, antecedentes y aportaciones, Revista digital universitaria, volumen 5, Instituto Tecnológico y de Estudios superiores de Monterrey, 2004. [1] Ricardo Nassif, Pedagogía general, Ed. Kapelusz, 1978, pp. 3-5. [2] Javier Ocampo López, José Vasconcelos y la educación mexicana, Revista histórica de la Educación Latinoamericana, número 007, citada en  http://redalyc.uaemex.mx/redalyc/pdf/869/86900707.pdf [3] Paulo Freire, Pedagogía del oprimido, Ed. Siglo XXI, México, 1970, pp. 69-96. [4] Pensando la creatividad como lo retoma María Teresa Esquivias Serrano: “Todos somos creativos en mayor o en menor medida y lo que es más alentador aún, que todos podemos desarrollarla”. Citado en Revista digital universitaria, volumen 5, Instituto Tecnológico y de Estudios superiores de Monterrey, 2004

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