Por Yunuen Vanessa Guerrero Vivero.
Es muy frecuente e interesante que cuando iniciamos un nuevo curso en preparatoria de Lectura y Redacción, el alumnado se cuestione, cuál es la necesidad de continuar llevando una materia como esta, si desde sus primeros años escolares iniciaron con asignaturas de esta índole y la respuesta es muy simple, “terminaremos de comunicarnos, hasta el último suspiro de nuestra existencia”
¿Pero para qué otra vez llevar “español” si ya lo llevamos en la secundaria y de todos modos el procesador me corrige?
La realidad es que no hay ese interés por buscar en un diccionario físico o digital la forma correcta de escribir una palabra, en la actualidad tenemos serios problemas con la sintaxis, la mayoría de las personas piensan que se escribe de la misma forma en la que hablamos, las dependencias gubernamentales y el sector privado están intestados de oficios mal redactados, que muchas veces culminan en el rechazo de los mismos con asuntos inconclusos, los ensayos universitarios se vuelven “plagios” patrocinados por el copy-paste que acaban en notas reprobatorias y profesionistas de ética dudosa y así podemos continuar enumerando los problemas que nos hereda, el no tomar en serio asignaturas como Español, Redacción, Literatura, Expresión escrita, etc.
Sabemos que existen diferentes tipos de inteligencias en los seres humanos; sin embargo, sin importar cuál de ellas tengan nuestros hijos, la comprensión lectora, es de vital importancia para comprender un problema de física, de matemáticas, química o filosofía; la forma en la que leemos el problema, nos permitirá reconocer la indicación, así como las variables que integra para su solución, sin embargo, si no hay una lectura adecuada, entonces inmediatamente, aparece la angustia y estrés, porque se “ve” difícil el problema, buscan resolverlo de distintas formas en ocasiones perdiendo tiempo valioso y dándole otra perspectiva porque los signos de puntuación para muchas personas no existen; en conclusión, no toman en cuenta que el primer paso para la solución de dicho problema es: “La lectura del problema”.
Así que cuando ubican este tipo de situaciones y la maravillosa herramienta que es la comprensión lectora, podrán usarla en su vida cotidiana sobre todo universitaria y laboral para su beneficio.
Por lo anterior, incitemos a nuestros jóvenes a leer, hagamos el hábito juntos, no se requiere comenzar leyendo los clásicos, podemos iniciar con textos cortos de nuestro interés; visitemos ferias del libro, cuentan con actividades gratuitas, divertidas y enriquecedoras; regalemos tarjetas de librerías para que vayan y elijan su próxima lectura; invirtamos en ellos y en nosotros, pues una sociedad que lee y comprende lo que lee, difícilmente será una sociedad manipulada.