Por M. en A.V Alfredo Sánchez Martínez
Es casi imposible entender a las artes visuales o plásticas, sin la gran influencia de todas las demás artes. El teatro, la literatura, la música, la danza, los juegos olímpicos, la ciencia, los usos y costumbres, y la vida contemporánea en general, siempre han tenido y tienen que ver con lo visual, con lo que se puede mirar. Incluso la música tiene la capacidad de crear colores y formas en las mentes, la ciencia hace uso de imágenes para interpretar fenómenos, y en general las creencias culturales se guían por imágenes virtuales o físicas, como la cruz, las banderas, las monedas, el estado, etc.
También podemos decir que arte es todo áquello que posee un adecuado equilibrio para mantener un sistema interno, causando un efecto en la sociedad y en el espectador, incluyendo sistemas vivos complejos, que se modelan con el uso que el espectador hace de los sistemas que se le presentan, como el internet, juegos o el aprendizaje de nuevas lenguas.
Se puede entender a las artes visuales si observamos la naturaleza de éstas, no solo hoy, sino desde la antigüedad, la imagen ha estado presente, haciendo uso de un poder casi omnipresente, y que no se ha limitado a sus soportes o medios por los cuales se expresa, sino que siempre se ha trasladado a la mente, como una imagen virtual, la cual se traspone a otras imágenes, se encadenan, se siguen, se recortan, se modelan, se afilan, se arraigan, se opacan, se oscurecen, se divinizan, y conducen al espectador a un estado mental de las cosas.
Hoy en día sería un error separar del arte visual todo áquello que es imágen y actúa en la sociedad, pues lo que está en juego no es siempre la experiencia estética, hedonista, sino el efecto político producido en los cuerpos. Es decir, desde hace mucho tiempo hemos dejado el romanticismo de las artes como una expresión individual del creador y el material, para entrar a una era o un clima metasensorial, en el que la imagen puede ser producida por un mayor número de personas y ser extremadamente benéfica o maligna.
Vivimos en la era de la complejidad, de la meta comunicación, cuya naturaleza es asombrosamente aterradora. La tecnología de las cosas, es y será por mucho tiempo más, nuestro entorno y tendencia de los países, por ello, nuestra labor artística tiene que absorber mediante la teoría y la práctica, todos los cambios que están sucediendo, pues el mundo está cambiando y el modo de producir imágenes también.
No es que se tenga que abandonar a los pinceles y a los cinceles, o a nuestros amores y sabores, sino que éstos harían bien al hablar de los tiempos que se viven. Para bien de todos, las artes deben ser el semillero de las pasadas y futuras generaciones, pues el arte es regenerativo y puede actuar sobre diferentes campos sociales y psicológicos, para beneficio o maleficio de los demás.
Las artes y las humanidades no solo son una herramienta más para vivir o conocer el mundo, sino que son el medio o el código para darle forma, una especie de código abierto o columna vertebral a la cual se le añade un lenguaje propio, hacía la comunicación o búsqueda de la belleza. Si en la educación no existiese ese código, se le habrían quitado a los alumnos casi o más de la mitad de las formas en que se pueden mirar las cosas.
Debe quedar bien claro que el escenario global no es sencillo, la imagen se ha vuelto tiránica en todos los sentidos, es el gran big brother del que hablaba Aldoux Huxley[1], y el gran panóptico del que hablaba Foucault.[2]
A la imagen no la miramos, sino que ella nos mira a través de todos sus ojos. No es enemiga pero tampoco amiga, sino que es el medio para entender el mundo.[3] La imagen se encuentra en estado cero cuando se dispone a crearse, después, ella hablará por la cultura y por el mundo, no importa si solo se ha dibujado una línea en un papel, pues ésta será el reflejo del conocimiento y de lo existente en el creador y en la cultura.
Las artes y humanidades deben permear cada vez más hacia todos los campos de conocimiento, los alumnos deben conocer desde temprana edad que el mundo es un sitio hipersimbolizado y que es muy fácil perderse en el ontanar de imágenes que nos rodean y nos modelan. Así también el alumno desde temprana edad debe experimentar lo suficiente con los materiales y las formas en el espacio, para que en edad madura, las representaciones sean de un lenguaje visual más complejo y de un entendimiento multi social.
Sería bueno aclarar que no se trata de ninguna imposición pedagógica, orientar a los alumnos para hablar de sus contextos, de sus intereses y visiones, pues aunque mucho tiempo ha faltado esta visión en la educación, el arte siempre muestra su amplio espectro humano. El arte ha salvado vidas, su experiencia despierta mundos y narrativas sensoriales y de conocimiento que sanan y confortan al creador y a muchos espectadores.
Las artes visuales lejos de perderse en sí mismas, han confluido en algún grado, en el centro de cada uno de los campos del conocimiento, abriendo el panorama a todas las habilidades humanas. En ese sentido, cualquiera puede ser un artista, pero entonces, si cualquiera puede ser un artista. ¿Cuál es el sentido de hacer arte? La respuesta puede ser muy personal y cada una muy legítima, pero en un mundo contemporáneo que no para de reorganizarse, nuestras comunidades no debiesen encerrarse en sus fronteras sabiendonos y viviendo en un mundo globalizado, donde las armas circulan libremente.
¿Qué se quiere decir con ésto? Primero, acercarse al arte urgentemente pues éste curará de alguna manera parte de los males sociales, posteriormente tiene que existir un período de cambio, de refinamiento discursivo visual, de no solo dibujar por dibujar, pintar por pintar, construir por construir, sino meditar y hablar sobre el ecosistema meta sensorial del que estamos siendo parte, hablar de la geopolítica y de la micro política de nuestras realidades, hacer cada vez más público lo que es público, pues la certidumbre interna también depende la certidumbre externa.[4]
Hasta aquí se tienen ya muchas ventajas de vivir artísticamente, no importando desde que arte uno exprese su imagen, su mensaje. El arte cura y es regenerativo, el arte es la expresión de las culturas a lo largo de la historia, el arte es el reflejo inequívoco de los tiempos en los que vivimos y el arte es el conocimiento mismo, claro, nunca desunido de otros saberes y ciencias.
En paralelo con la importancia cultural de las artes se puede sugerir al dibujo como la técnica semilla de las artes visuales, la técnica con la cual uno puede saltar a todas las demás técnicas, el dibujo comparte su naturaleza con la lengua escrita y la experiencia corporal en el mundo.
En este punto se puede decir que el dibujo conecta con la imagen como en una especie de magia o sinestesia, donde la experiencia humana en el mundo se traspone a formas sobre el soporte donde se ubíque la representación. Sobre el papel, inmediatamente se traspone la idea de un arriba- un abajo, un izquierda- un derecha, una gravedad y una ligereza, los pesos visuales se equilibran o desagradan, el dibujo y la representación en general esta creada con todo el sentir humano, como si se tratase de un poema, la escritura visual, el dibujo, hace analogía total de un estado humano corporal, metamorfosis de los conocimientos físicos, químicos, sensoriales del cuerpo traducidos en imágenes.[5]
De todo lo anterior, decir que toda aquella institución que se esfuerza por compartir el conocimiento de las artes y humanidades está haciendo una de las más grandes labores sociales, cual semillero de alumnos que son sensibles y conocen ampliamente e integralmente el mundo en el que viven y cuentan con herramientas para afrontarlo. Que el arte sea el medio más amable y compartible para ser partícipes de los tiempos en los que vivimos.
[1] El big brother de Huxley hace referencia a la extrema vigilancia por parte de los poderes fácticos y está representado por un ojo. Aldoux Huxley. Un mundo feliz. (México: Planeta, 2012) [2] Foucault es uno de los teóricos más lúcidos y crudos, explicando la historia y los sistemas de poder que giran alrededor del panóptico, alguien o algo que todo lo ve y todo lo sabe. Micheal Foucault, El poder una bestia magnífica. Sobre el poder, la prisión y la vida. (Argentina:Siglo XXI, 2017) [3] Idea parafraseada. Ayala Blanco. El silencio de los dioses. (México:Sexto piso, 2015) [4] La micro política se refiere desde un pensamiento occidental, a todo áquello que regula nuestras relaciones interpersonales. Mientras en un pensamiento oriental, podemos decir que la micro política es aquella meditación que nos hace actuar más conscientemente, el término es ampliamente usado por el filósofo francés Félix Guattari y Rolnik, Suely, Micropolitica. Cartográficas del deseo, (Madrid: Traficante de sueños, 2006) [5] Idea parafraseada de los fenómenos ópticos y sensoriales ampliamente explicados por Rudolph Arnheim, El poder del centro, (Madrid:Alianza, 1988).
Bibliografía.
Arnheim, Rudolph. El poder del centro. España:Alianza. 1992.
Blanco, Ayala. El silencio de los dioses. México : Sexto piso. 2004.
Casanova Miguel. Gramática del dibujo. México: UNAM. 1998.
Foucault Micheal. El poder una bestia magnífica. Sobre el poder, la prisión y la vida. Argentina: Siglo XXI. 2012
Guattari, Felix y Suely, Rolnik. Micropolitica y Cartografías del deseo. Madrid: Traficante de sueños. 2006
Huxley, Aldoux. Mundo Feliz. México: Ediciones Planeta, 1978.
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